Harden última oportunidad

«Se ha hecho viral», una frase que resuena constantemente en la actualidad. Pero la realidad es innegable: el video donde Brian Dameris, uno de los analistas de las transmisiones de los Dallas Mavericks, le dijo unas cuantas verdades a James Harden se hizo viral. Con más de 40 millones de reproducciones en diversas cuentas que lo compartieron para generar interacción, el mensaje se difundió ampliamente. Miles de respuestas, en su mayoría elogiando el contenido del video, inundaron las redes.

El analista incluso solicitó que el productor transmitiera directamente la señal al vestuario de los Clippers para que Harden pudiera escuchar todo lo que tenía que decirle.

«Escucha, James, ¿alguna vez has tenido un amigo que siempre tiene problemas con sus compañeros de cuarto? Siempre se quejan, sin darse cuenta de que el problema son ellos», concluyó Dameris. «Escucha, James, tú eres el problema. Si esto no funciona este año, con este sistema y este equipo, seguirás culpando a los demás y te quedarás sin opciones para elegir una nueva franquicia. Porque, James, ya no eres ‘La Barba’, no eres ‘El Sistema’, ahora eres ‘El Problema'».

Horas después, Bally Sports Southwest, el canal responsable de la emisión, decidió eliminar la publicación con el video original, quizás motivado por la relación cercana de los analistas con la productora de los Dallas Mavericks. Pero el mensaje ya había calado. Un mensaje que parece resonar en mucha gente y que destaca el principal problema de Harden y de muchas otras estrellas a lo largo de la historia: la falta de autocrítica.

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El Nacimiento de La Barba:

James Harden ingresó a la NBA como la primera elección oficial del Draft de los Oklahoma City Thunder. Llegó a un equipo con dos estrellas emergentes, Kevin Durant y Russell Westbrook, colocándolo en una posición secundaria. Juntos llegaron a las Finales de Conferencia en 2011 y a las Finales de la NBA en 2012, enfrentándose a los Miami Heat. Parecía que el futuro estaba en sus manos.

A nivel personal, su crecimiento fue impresionante. Rápidamente se convirtió en el mejor sexto hombre de la NBA y ganó reconocimiento. Su decisión de dejar crecer la barba durante el verano no solo contribuyó a su identificación sino que se convirtió en su marca personal. Sin embargo, las negociaciones de su contrato con los Thunder no fueron tan armoniosas como su éxito en la cancha.

Su traspaso a los Houston Rockets le dio la oportunidad de ser el líder absoluto del equipo. Allí se encontró con Daryl Morey y sus análisis estadísticos, creando un sistema centrado en él como figura principal, con jugadores que potenciaban sus habilidades y un gerente general que lo idolatraba.

«Soy el Mejor Jugador de la Liga»:

La confianza en sí mismo es común en los jugadores de la NBA, especialmente en los MVP. En 2019, durante el duelo por el premio MVP entre Giannis Antetokounmpo y Harden, este último expresó públicamente su creencia de merecer el premio, destacando su impresionante promedio de 36.1 puntos por partido. Sin embargo, no fue seleccionado, y Harden atribuyó esto a la narrativa mediática.

El pique con Antetokounmpo se intensificó cuando, en el Draft del All-Star, Giannis eligió a Kemba Walker antes que a Harden, argumentando que quería a alguien que pasara el balón. Harden respondió, indicando que le gustaría «medir siete pies, correr mucho y simplemente machacar», insinuando que eso no requeriría habilidad alguna.

Ser el Sistema o Ser el Problema:

Lamentablemente, la narrativa alrededor de Harden no se centró tanto en los premios MVP como en su forma física, hábitos fuera de la cancha y peticiones de traspaso. Su habilidad para forzar cambios de equipo se volvió tan destacada como su desempeño en la cancha.

En su primera petición de traspaso, Harden apareció fuera de forma y ausente en el vestuario, lo que generó especulaciones. Su llegada a los Brooklyn Nets resultó en una transformación física sorprendentemente rápida. Sin embargo, su insatisfacción con la situación del equipo lo llevó a forzar otro traspaso en menos de 15 meses, esta vez a los Philadelphia 76ers.

Su relación con Daryl Morey, inicialmente sólida, se desgastó, y Harden lo calificó públicamente como «un mentiroso», forzando otro cambio de equipo. Tres traspasos en tres años, una tendencia que puede afectar su legado.

En resumen, el mensaje crítico de Dameris y la condena que rodea a Harden sugieren un problema más amplio: la negativa a aceptar una realidad donde ya no es el jugador dominante de hace cinco años. Si no ajusta su enfoque, su legado podría quedar marcado por las decisiones fuera de la cancha tanto como por sus logros deportivos.

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